Entre los sucesos curiosos están los estragos hormonales que habitualmente produce una postguardia: es irremediable que a media mañana no lo puedes evitar y el ligero y nada discreto traje de cirugía se convierte en una carpa de circo descomunal y se logra lo que ni siquiera un bote lleno de viagra lograría. El otro lado de la moneda es que a las doctoras le pasa lo mismo, se ponen igual de califas. Entonces, es comprensible la depravación, lujuria y demás actividades que surgen en los hospitales, debido primero a estos menesteres y, segundo, por el exceso de tiempo que pasa uno encerrado ahí.
Pues bien, ayer a mi me tocó la fortuna de disfrutar de estos desequilibrios hormono-calenturos-insaciables-dependientes y ahora pienso... que venga la guardia!!! que al fin al siguiente día llegará irremediablemente la postguardia.
1 comentario:
Si guey pero que pasa? cuando estas en un hospital donde todos los residentes somos hombres y las enfermeras estan de la verdura...
atte. chepo.
pd. me quieren mandar a chiapas no mames...
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